El hilo conductor

Klicken Sie hier, um die deutsche Version zu lesen.

“RECONOCER”, foto instalación de Silvina Der-Meguerditchian en la galería Elsi del Rio

Por Susanne Franz

Con mucha paciencia, un par de manos desanudan madejas enmarañadas de fibras de vida confundidas. ¿Cuál de estas hebras tiene significado para mí, cuál de ellas se deslizó furtivamente en la madeja y alborota todo aunque no tenga nada que ver conmigo?

¿Dónde está el hilo que puede guiarme, que me aconseja? ¿Dónde está el hilo conductor que pasa a lo largo de mi accionar y le da coherencia a mi ser?

Las manos tocan la lana con ternura… Tratan de componer una estructura en el enredo de hebras descontroladas. Parecen decir: “Tiro un poco aquí, otro poco allí”, vuelven al principio cuando hay peligro de crear un nuevo nudo, “no, por aquí no se puede, probemos por otro camino”.

El punto de partida de la instalación fotográfica Reconocer cuya autora es la artista argentina residente en Berlín, Silvina Der-Meguerditchian es una fotografía sobredimensionada del pecho femenino. De cada pezón cuelgan hebras de lana que forman en el piso dos montículos bajo la imagen. Es el principio, el origen de la vida, la madre. El seno alimenta y conforma el primer contacto del ser con el mundo exterior. La obra habla del dar, pero también de la capacidad de recibir.

Manos adultas tratan de desenmarañar una madeja heredada. Las hebras rescatadas sirven. Con ellas la artista dibuja sobre fotos de Buenos Aires: un teléfono, una silla, actores surrealistas sobre las imágenes de las avenidas, sobre el escenario de la urbe.

¿Qué hago con mi identidad si dejé el escenario en el cual pensaba desarrollarla?, parece preguntar Der-Meguerditchian. La ciudad y el país nuevos nunca podrán convertirse en este tipo de hogar.

La que soy ahora flota —incomprendida— en el aire.

Estas últimas imágenes de la instalación son escenas dibujadas con lana sobre un material transparente, esta vez en una categoría más abstracta, más allá del tiempo y el espacio: caminos que nos llevan a encontrarnos, deseos cumplidos o frustrados.

Con este trabajo, la instalación de Der-Meguerditchian cierra el ciclo armoniosamente. Ya que el conocerse a sí mismo funciona como un círculo hermenéutico, en el cual siempre se vuelve a empezar con nuevas formas de comprensión, nuevas preguntas y en el mejor de los casos, nuevas certezas, para la próxima vez, tratar de hacer las cosas mejor.

(Hasta el 16 de mayo en Elsi del Rio, Arévalo 1748, Palermo Hollywood.)

Artículo publicado el 16/4/2005 en el “Argentinisches Tageblatt”.

Escriba un comentario