El tiempo en juego

Videoinstalaciones de Douglas Gordon en el Malba

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Douglas Gordon: Play Dead; Real Time [Juega al muerto; Tiempo real] (2003).

El 30 de agosto, el MALBA inaugura al público la exposición Douglas Gordon. Timeline | Línea de tiempo, que incluye seis videoinstalaciones de gran escala, en las que Gordon manipula las imágenes de films clásicos y crea una nuevas obras. Entre ellas, se destacan 24 Hour Psycho [Psicosis de 24 horas] (1993), basada en el film Psicosis, de Alfred Hitchcock, y Between Darkness and Light (After William Blake) [Entre la oscuridad y la luz (en honor a William Blake)] (1997), donde combina El exorcista, de William Friedkin (1973), a color, con La canción de Bernadette, de Henry King (1943), en blanco y negro.

Douglas Gordon (Glasgow, Escocia, 1966) es uno de los artistas contemporáneos más reconocidos a nivel mundial por su trabajo en el campo del videoarte. Utilizando su propia biografía y su propio cuerpo como puntos de origen, su extensa práctica artística incluye video, fotografía, texto y escultura, combinando referencias personales con alusiones a la cultura popular en su continua exploración de la memoria colectiva y del conocimiento visual compartido.

Si bien muchas de sus obras dependen de la apropiación de famosos largometrajes y de su manipulación a través de una cantidad de procesos de edición, otras obras son filmadas por el propio Gordon. Al ralentizar, dividir, duplicar y espejar imágenes, crea complejas articulaciones entre lo personal y lo histórico, la memoria y la imaginación, la ficción y la realidad. El artista escocés se nutre de la discrepancia entre la observación inmediata de la obra en el espacio de exhibición y las asociaciones e ideas que la misma provoca en la mente de los espectadores.

En 1993, presentó su versión del film Psicosis, proyectado en cámara lenta con una duración de 24 horas, lo cual marcó el comienzo de su labor con el manejo de imágenes colectivas, en las que hace reconocer el tiempo visible empleando la belleza y la realidad de las imágenes, comprometido con lo que Walter Benjamín denominó “el psicoanálisis de las imágenes”.

Douglas Gordon trabaja sobre la memoria visual de las personas. Si bien el ser humano recibe una multiplicidad de información mediática, llega a internalizar sólo una pequeña porción de ella. Tal como escribe Klaus Biesenbach, curador de la exposición, “él explora el modo en que nuestros recuerdos visuales se conforman por eventos reales y ficcionales, por la textura entretejida de tramas imaginadas y recolectadas, y por lo que recordamos y lo que creemos recordar. Su obra toma como punto de partida la percepción y la memoria.”

  • Douglas Gordon, Timeline | Línea de tiempo. Curador: Klaus Biesenbach, Chief Curator, Department of Media, at MoMA y Chief Curatorial Advisor at PS1, Contemporary Art Center, New York. Esta exposición fue inicialmente organizada y presentada en The Museum of Modern Art, New York (MoMA) y su itinerancia está auspiciada por el International Council de MoMA. En el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), Av. Figueroa Alcorta 3415. Jue-Lun y feriados 12-20 hs, martes cerrado, Mie hasta 21 hs, entrada libre. Los otros días entrada 12 pesos, docentes y mayores de 65 años 6 pesos, estudiantes, menores de 12 años y discapacitados gratis. Del 31 de agosto al 5 de noviembre de 2007.

La exposición

Exhibida en MoMA entre junio y octubre de 2006, la muestra se enfoca en sus trabajos relacionados al cine, con sus referencias a Andy Warhol, Alfred Hitckcock, Martin Scorsese y a otros directores clave de la historia del cine. Aquí, el escocés trabaja con clásicos de Hollywood ya sea en duración o en formato y, de ese modo, les rinde tributo a los creadores al mismo tiempo que desorienta al espectador, enfrentándolo a un material que reconoce pero, a la vez, le resulta extraño. Renmarca películas conocidas, provocando sensaciones de ansiedad, reconocimiento y amnesia cuando se comparan los recuerdos de estos films con sus nuevos contextos.

En la exposición, se destaca 24 Hour Psycho [Psicosis de 24 horas] (1993), donde Gordon reduce la velocidad de la película para hacerla durar un día entero. Ralentizó el tiempo del thriller de Hitchcock -una pieza clásica de la historia del cine-, y el nuevo tiempo de presentación contrasta con la vertiginosa sucesión de fotogramas del film original. Hay aquí una superposición de tiempos: está el tiempo que transcurre en la narrativa de la película, tanto el recuerdo de su ritmo original como el tiempo impuesto por el artista. Y, además, está el tiempo que toma ingresar a la sala en la que se encuentra la videoinstalación y el tiempo que toma alcanzar la imagen oscilante sobre la pantalla inclinada.

“El cine en general –señala el curador- hace tangible el paso del tiempo, pero 24 Hour Psycho va más allá exponiendo los detalles subliminales, casi imperceptibles de la película original. Los elementos teatrales como el suspenso, el clímax y la conclusión se tornan abstractos, revelando la magia de cada fotograma. La instalación permite a los espectadores circular alrededor de la pantalla, haciendo de la obra un objeto de contemplación volumétrico y escultural. Mientras que hoy en día la mayoría de los clásicos del cine se ven en la televisión, Gordon restituye firmemente el acto de contemplación a la esfera pública al proyectar estas películas en una escala cercana a la de su presentación original en las salas de cine, exhibiéndolas generalmente en pantallas de diez por catorce pies, y al mostrarlas en museos o galerías.”

Asimismo, en la obra Between Darkness and Light (After William Blake) [Entre la oscuridad y la luz (en honor a William Blake)] (1997), se combina una película sobre revelación divina con otra sobre posesión satánica: El exorcista, de William Friedkin (1973), a color, y La canción de Bernadette, de Henry King (1943), en blanco y negro, sobre lados opuestos de la misma pantalla traslúcida, donde un área oscura en una película hace a la otra más visible y dos secuencias luminosas casi se extinguen entre sí. Los films confrontados encarnan una tensión de opuestos, tanto a nivel temático -ambos tratan sobre niñas adolescentes conducidas por fuerzas externas- como en la superposición física de imágenes y bandas sonoras. Gordon reproduce las dos películas al mismo tiempo, a velocidad normal y con sus bandas de sonido originales. Como escribe Biesenbach: “En una batalla oscilante de imágenes, se produce una suerte de juicio en el purgatorio entre el bien y el mal, sin que surja un ganador.”

Además, la exhibición presenta una proyección a gran escala de un elefante en Play Dead; Real Time [Juega al muerto; Tiempo real] (2003), con un protagonista cuyas acciones son el resultado de una fuerza exterior, en este caso, un animal entrenado obedece las órdenes de Gordon. La obra está basada en un hecho real: en 1903, un elefante que había matado a tres personas fue electrocutado en Coney Island (NY) y el procedimiento fue filmado por la Edison Manufacturing Company. La película -de un minuto de duración- se convirtió en una maravilla itinerante, reproduciendo el espectáculo en tamaño real y en su velocidad original. Para Play Dead, se consiguió que un elefante de circo fuera trasladado a la galería Gagosian en Nueva York, donde lo filmó mientras obedecía sus instrucciones, incluyendo la del título.

Por un lado, un ser tan grande como el elefante; por el otro, en la obra B-Movie [Película Clase B], una mosca, casi insignificante, acostada boca arriba sin poder levantarse, que deja fríos a los espectadores. “La existencia de estos seres, el elefante y la mosca”, reflexiona Biesenbach, “es solo una metáfora de la vida y la muerte, la alegoría de la vanidad recreada al exponer a un ser frágil a la voluntad del artista.”

En otras obras, Gordon aísla partes de su propio cuerpo, convirtiéndolas en agentes autónomos que se perciben como objetos independientes. En el video Blue [Azul] (1998), se insinúa una relación amorosa entre el dedo de una mano que penetra un puño formado por la otra. También una mano es la única protagonista del filme Scratch Hither [Rascar aquí] (2001), en la que un dedo se extiende y se retrae, seduciendo al espectador hacia la imagen.

“La velocidad de la realidad puede ser sobrecogedora”, escribe Biesenbach. “[…] En contraste, Gordon ofrece en sus instalaciones de velocidad increíblemente lenta una noción de tiempo generosa y lujosa. Experimentar una obra en la que el tiempo se ha vuelto provisional, nos libera del tiempo que dirige con velocidad postmoderna hacia la muerte –una ilusión de libertad que pega con la fuerza de una revelación.”

Acompañará a la muestra un catálogo a color de casi 300 páginas, con un texto introductorio de Klaus Biesenbach.

Biografía

Douglas Gordon (Glasgow, Escocia, 1966) es uno de los artistas más importantes de su generación y uno de los más sólidos representantes de la videocreación contemporánea. Ganador del prestigioso Turner Prize, de la Tate Britain, en 1996; del Hugo Boss Prize 1998, del Guggenheim Museum de Nueva York, y el Premio 2000 en la Bienal de Venecia, Gordon es responsable de algunas de las creaciones artísticas más interesantes de los últimos años, trabajando en campos que abarcan desde la cinematografía hasta las instalaciones audiovisuales o el texto escrito.

Formado en la Glasgow School of Art y luego en la Slade School of Art en Londres, a fines de la década del ochenta, Gordon comenzó su carrera como artista de performance en Glasgow y Londres. Tras completar sus estudios en Londres, retornó a su ciudad natal y se involucró en la Transmission Gallery, en la que creadores locales y de reconocimiento internacional como Lawrence Weiner exhibían su trabajo y discutían sobre arte y práctica artística. Allí, Gordon creó y exhibió su obra.

En 1993, mostró por primera vez 24 Hour Psycho, que implicó proyectar la película Psycho [Psicosis] (1960), de Alfred Hitchcock, como una imagen muda en cámara lenta sobre una pantalla traslúcida exenta.

En sus instalaciones, Gordon manipula clásicos de Hollywood ya sea en duración o en formato y, de ese modo, les rinde tributo al tiempo que desorienta al espectador, enfrentándole a algo que a la vez reconoce y le resulta extraño. Así por ejemplo, en este trabajo, ralentiza el tiempo de presentación del thriller de Hitchcock hasta conseguir una proyección de veinticuatro horas.

Aparentemente similar, pero muy diferente en efecto, es A través de un espejo (1999) en el que dos pantallas, situadas una frente a otra, emiten una y otra vez un fragmento de algo más de un minuto de la película Taxi driver, de Martin Scorsese. En este caso, el espectador no interactúa con la obra sino que, situado en medio de las dos pantallas, parece ubicarse en medio de un inminente tiroteo.

En 1996, Gordon se traslada a Alemania y durante los siguientes dos años vive entre Hannover, Berlín y Colonia. Durante su residencia allí, crea Between Darkness and Light (After William Blake) para el Munster Sculpture Project en 1997. En esta obra se proyectan El Exorcista (W. Friedkin, 1973) y La canción de Bernadette (H. King, 1943), en blanco y negro, sobre lados opuestos de la misma pantalla traslúcida.

Gordon se muda en 1998 a Nueva York y presenta exhibiciones en el Dia Center for the Arts en Nueva York, el Museum of Contemporary Art en Los Angeles, y el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden en Washington D.C. En 2003, presenta Play Dead; Real Time, una obra que aborda la investigación del artista sobre el delicado equilibrio entre control externo y libre albedrío.

Entre sus exhibiciones se destacan, además de las mencionadas, una retrospectiva en el MART – Museo d´Arte Moderna e Contemporanea di Trento e Rovereto, Italia (2006 –2007); Lo que quieres que te diga… Yo ya estoy muerto; Fundació Joan Miró, Barcelona (2006); Timeline, Museum of Modern Art, New York (2006); Douglas Gordon: Superhumanatural, National Gallery, Edinburgh, Scotland (2006); muestras retrospectivas en Geffen Contemporary, Los Angeles; Vancouver Art Gallery, Canada; Museo Rufino Tamayo, Mexico City (2001); Through a looking glass, Gagosian Gallery, Londres (1999).

Dos artistas y un artista

En 2005, Douglas Gordon junto a Philippe Parreno instalaron 17 cámaras en el estadio Santiago Bernabeu de Madrid con el fin de grabar a Zinedine Zidane durante un partido de su equipo de entonces, el Real Madrid, contra el Villarreal. El objetivo era filmar al jugador, no al partido. Dos artistas registrando a otro artista. “Buscábamos hacer el retrato de un hombre del siglo XXI, y resultó que este hombre es Zidane”, explicó en su momento Gordon. “Él puede representar algo importante para muchos aficionados al fútbol, y al mismo tiempo representa algo que va más allá del fútbol”, agregó.

El resultado fue la película Zidane, un retrato del siglo XXI, estrenada en el Festival de Cannes 2006 y aclamada mundialmente. Los artistas crearon, además, una instalación especial para ser exhibida en museos, que se presentó en MoMA en noviembre de 2006: dos pantallas enfrentadas en la que se muestra, por un lado, el film completo y, por otro, la grabación íntegra recogida por una de las cámaras que se instalaron alrededor del estadio. El museo no sólo adquirió una de las cintas sino también el material íntegro del film, incluyendo los fragmentos desechados por el montaje, para sus archivos cinematográficos.

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