El secreto del universo (1995)

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Esther Barugel embellece con sus esculturas la Galería “Colección Alvear de Zurbarán”

Por Susanne Franz

“El secreto más inexplicable del universo es que se puede explicar”, dijo Albert Einstein. Las palabras del físico se le aparecen a uno en la cabeza casi en mayúsculas al mirar un poco más de cerca las esculturas de la renombrada artista Esther Barugel. Barugel está presentando una muestra muy recomendable en la Galería “Colección Alvear de Zurbarán”. Hay que agradecérselo porque en realidad es tímida y modesta, y no le gusta para nada ser el foco de atención.

Todos los trabajos de Esther Barugel representan explicaciones del universo. Y no se trata de un titubeo de principiante en busca de una hipótesis sobre su funcionamiento: más bien son certezas sobre él. “Es todo muy fácil”, dice la artista, que traslada su conocimiento, su visión de las estructuras del mundo, al lenguaje de la escultura, ese arte que siempre fue su gran pasión, aunque, según observa, es la más difícil de las disciplinas artísticas. ¿O quizás sea esa la razón por la cual la eligió?

Para expresarse, Barugel usa un sistema de símbolos de las más diversas culturas, religiones y épocas, y también sus propios signos secretos: como portadores de un mensaje fundamental siempre el triángulo (lo espiritual) y el cuadrado (lo terrenal); los cuatro elementos -fuego, aire, agua, tierra-; lo divino, lo diabólico; los signos del zodíaco; los números cardinales; figuras (humanas); microcosmos, macrocosmos.

En la luz de esa gran diversidad de elementos en las obras de Barugel, aparece una de las características más sorprendentes de éstas: por un lado uno podría pasarse horas descifrando el simbolismo de cada una, por otro lado se las entiende de inmediato, intuitivamente, sin que hagan falta instrucciones. Aquí se manifiesta la gran maestría de la artista, el amor que implementa en su trabajo, pero también el esfuerzo con el que llega a este enorme logro de hacer visible lo más complejo y a la vez más transparente: “nuestro” universo.

Cada persona organiza su universo, lo hace disponible para sí, vive dentro de su perfecto funcionamiento sin siquiera notarlo; de lo contrario no podría existir. El primero en usar la palabra “cosmos” fue Pitágoras al describir un universo armónico en el cual las sucesiones aparentemente caóticas de la realidad estarían sujetas a las leyes matemáticas básicas. Esther Barugel percibe las estructuras “por debajo” con una sensibilidad extraordinaria y les da cuerpo en sus obras. Son, en realidad, razonamientos hechos materia.

La escultora crea sus obras en cera y a continuación el maestro fundidor Rodolfo Buchhass trabaja el molde para la fundición en bronce. Esta cooperación entre la artista creadora y el artesano maestro en su campo, confiere una dimensión extra a las obras. Las obras resultantes son hermosas, perfectas y extremadamente originales; también en el sentido literal de la palabra: sólo se hace una fundición, cada obra es un original.

No hay que perderse esta exposición que se puede visitar hasta el 18 de noviembre en la Galería “Colección Alvear de Zurbarán”, Av. Alvear 1658.

Publicado en “Argentinisches Tageblatt” del 4 de noviembre de 1995.

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