Lucha sin esperanza (1998)

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En la instalación “estigma” de Decastelli, la naturaleza se enfrenta a la razón

Por Susanne Franz

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Uno de los animales de Decastelli.

Erguimos las púas, redondeamos las espaldas: ¡así parecemos más grandes y peligrosos! Pero cómo… ¿no funciona? Entonces hacen falta gestos amenazadores: mostramos los dientes, ponemos los pelos de punta, achicamos las pupilas. ¿Ninguna reacción todavía? Es tiempo de agruparnos espalda con espalda y prepararnos para luchar.

En la instalación “estigma”, un pequeño grupo de animales salvajes -creados en cartón corrugado por el artista Osvaldo Decastelli, con la maestría de siempre- emprende su última lucha desesperada. Solo quedan unos pocos ejemplares… Pero en su intento de defender su espacio vital no parecen en absoluto amenazadores, al contrario, dan lástima. Luchan una lucha sin esperanza porque son víctimas de un enemigo imprevisible: la clasificación fría e imparcial de las especies. Se van degradando para transformarse en números y después desaparecen. Arrinconados como están, sin salida, son los restos tristes de la vida libre y orgullosa que alguna vez llevaron.

Osvaldo Decastelli trabaja con contraposiciones. Los animales, hechos de un material orgánico, están situados en una sala angosta con forma de pasillo del Museo Sívori, donde se exhibe la instalación. Hay dos puertas que llevan hacia afuera, pero no se puede huir: las salidas están bloqueadas por dos piedras que parecen lápidas sepulcrales. Cada una tiene un número. Delante del pasillo hay dos computadoras, y corriendo por sus pantallas un programa muestra los animales segmentados y numerados, hasta que no queda nada de ellos y no se ve más que los números. Todo esto va acompañado de una música esferoidal.

El hombre no está a la vista, pero se percibe muy claramente su mensaje: “¿Para qué necesitamos la naturaleza si somos capaces de simular todo?” El cinismo de esto se hace palpable cuando uno contempla estas criaturas torpes y desprolijas, a las que la naturaleza confirió un programa de supervivencia que hace tiempo ha quedado obsoleto.

Publicado en “Argentinisches Tageblatt” del 7 de marzo de 1998.

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